El paciente, un joven que presentaba una nariz caracterizada por una tensión notable y una prominente giba osteocartilaginosa, enfrentaba también una desviación septal, lo que llevaba a una significativa insuficiencia respiratoria nasal.

Se llevó a cabo una septorrinoplastia abierta estructural, con múltiples objetivos terapéuticos. En primer lugar, se corrigió la desviación septal anterior, lo que implicó un meticuloso trabajo sobre el cartílago para restaurar la simetría nasal.

Además, se procedió al remodelado del dorso nasal, afinando y suavizando su perfil para mejorar la estética facial. Se crearon nuevos domos, lo que no solo contribuyó a una mejor definición de la nariz, sino que también optimizó el ángulo nasolabial, realzando así la armonía facial.

Este procedimiento no solo tuvo un impacto positivo en la estética del paciente, sino que también mejoró significativamente su funcionalidad respiratoria, aliviando la insuficiencia que antes le afectaba.